Buscá la esencia del lugar, buscate a vos mismo!
En cualquier viaje la vida cobra significado, tu mente se abre, tu alma respira. Pero debés volver, con obligaciones que cumplir, el momento de retornar y reincorporarse a la cotidianidad siempre llega. No te aturdas, volviste a tu hogar y de eso se tratan los viajes. Y García Márquez lo manifestaba poéticamente: “Viajar (…) es querer regresar. Regresar valorando lo poco, saboreando una copa, es desear empezar”. Recomenzar con nuevas inquietudes, nuevos proyectos, nuevas metas.
Y si te sentís aturdido… cambiate, tomá tus llaves y salí! Salí directo a buscar TU sitio del lugar en que vivas. Ese que es tuyo, al que van otros pero te pertenece a vos, porque sentís que lo adoptaste de otra manera, ese que indudablemente tiene tu marca, que te acoge desde su más profunda esencia y te permite desplegar lo más auténtico de tu persona. ¿Cuál es ese lugar? ¿Qué características tiene que lo hace tan particular, tan indispensable para ciertas ocasiones?
¿El mío? El Cerro de la Caballada. Al amanecer, de día, cayendo el sol, de noche… cualquier momento es ideal si la idea es alejarse un poco de lo cotidiano, contemplar y pensar.
¿Estás por venir? No dudes en incorporarlo a tu lista de indispensables a visitar en tu paso por la comarca. Un cerro cargado de historia, un lugar que te regala silencio y una visual de dos ciudades hermanas cortadas por un río zigzagueante. El horizonte en toda su grandeza, un plano en un damero algo torcido y autos recorriendo sus calles
... el movimiento que te recuerda que todo sigue su curso normal.